Deportaciones en California amenazan la industria del vino y a migrantes guanajuatenses en la pisca de uva
León, Guanajuato. |

Con California en crisis por falta de mano de obra agrícola, Guanajuato encuentra una ventana de oportunidad. Pero los vínculos entre ambas regiones son más profundos de lo que parecen.
Para Ramón Vélez Gutiérrez, presidente de la Asociación de Uva y Vino de Guanajuato, el ingrediente más preciado para hacer vino no es la uva, ni el clima, ni el suelo. Es la gente.
“Lo más importante que tenemos en Guanajauto es la mano de obra calificada y disponible”, afirma con convicción en rueda de prensa sentado apenas a un metro de la Gobernadora del Valle de la Independencia, Libia Dennise.

En Guanajuato, esa mano de obra está en los campos y en las bodegas, lista para comenzar la cosecha en cuestión de semanas. Pero en California, el corazón de la industria vinícola estadounidense, la escasez de trabajadores, la mayoría inmigrantes, amenazados con deportaciones masivas, desató incertidumbre.
El 80% del vino estadounidense proviene de California. El estado es el cuarto productor mundial, después de Italia, Francia y España. Pero esa reputación depende de un factor cada vez más frágil: la migración.
Más del 70% de los trabajadores que cosechan las uvas en California son inmigrantes. Según una investigación de la Universidad de California en Merced, al menos la mitad de los aproximadamente 255,700 trabajadores agrícolas del estado son indocumentados.

El dato citado recientemente por el Los Ángeles Times, revela la fragilidad de ante las políticas migratorias más restrictivas, promovidas por el presidente Donald Trump.
“Hoy están realmente, por la incertidumbre, en serios problemas”, advierte Vélez, con temple, “y están tomando medidas, pero sobre todo la incertidumbre es lo peor.”
La vendimia a nivel mundial comienza en un mes, y en California, con la ausencia de migrantes por temor a der deportalos, las preguntas son: ¿Quién cosechará las uvas? ¿Quién trabajará en las prensas? ¿Qué pasará si los campos se quedan vacíos?

En Guanajuato, en cambio, el panorama es más estable. El estado produce cerca de 2 mil toneladas de uva al año, que se transforman en aproximadamente 1.2 millones de botellas de vino. De ellas, 1.2 millones ya están en el mercado.
El valor económico de esa producción para Guanajuato ronda los 600 millones de pesos, según Vélez. A eso deben sumarse otros 240 millones por concepto de impuestos, entre IEPS e IVA.
No es sólo una cifra. Es una muestra de cómo una industria joven, pero decidida, empieza a consolidarse en una región que hace apenas 15 años ni figuraba en el mapa del vino mexicano.
Mientras tanto, en la ciudad de Los Ángeles —donde viven más de un millón de mexicanos, entre ellos unos 150 mil guanajuatenses—, la preocupación es doble.
Las restricciones migratorias están alterando el ciclo de cosecha y genera alarmas en comunidades agrícolas donde los mexicanos, y en particular los guanajuatenses, trabajan de sol a sol, con sueldos que rondan los $14.77 dolares por hora, según el U.S. DEPARTMENT OF LABOR (Departamento del Trabajo de los Estados Unidos) y con horarios de 6 de la mañana 1:30 de la tarde.

Foto // Cortesía
Justin Sullivan – Secretaría de Turismo e Identidad del Estado de Guanajuato – Facebook Libia Dennise García Muñoz Ledo – SECTUR Federal – Radio Internacional Candá
En los viñedos del norte de California, los trabajadores contratados deben enfrentarse a jornadas que van mucho más allá de cortar uvas. La labor exige dominio de herramientas como cuchillos de vendimia, azadas, tijeras de podar y palas, así como la disposición de moverse entre hileras de vides para purgar hojas, plantar nuevas cepas, instalar sistemas de riego y reparar estructuras de soporte bajo el sol, la lluvia o el polvo.
El trabajo se desarrolla al aire libre, con exposición constante a temperaturas extremas, insectos, maleza, pesticidas y condiciones del terreno que exigen fuerza, destreza y resistencia física. Aunque el empleador proporciona herramientas y equipo sin costo, se espera que los trabajadores lleguen con ropa adecuada, preparados para una rutina exigente que sostiene la calidad de uno de los productos más preciados de la región: el vino.
Ante este panorama, el Gobierno del Estado de Guanajuato, a crago de Libia Dennise García Muñoz Ledo, activó un protocolo de atención a través de su Oficina Enlace en Los Ángeles, dependiente de la Secretaría de Derechos Humanos.
Hasta ahora no hay reportes de guanajuatenses afectados en vinedos, pero la vigilancia es constante. Personal estatal mantiene comunicación con las autoridades consulares mexicanas y con dos centros de evacuación donde han llegado familias damnificadas.
Ninguna de esas familias es originaria de Guanajuato, por ahora. Pero la amenaza es latente. Y el lazo entre las regiones —el vino, el trabajo, las personas— es más estrecho.

Mientras California batalla con su crisis de mano de obra, Guanajuato afina sus cepas y alista las tijeras para la cosecha. En tiempos de incertidumbre, la estabilidad puede convertirse en un lujo… y en una oportunidad.
Misma que aprovechará el estado para destacar con 14 vendimias en 6 municipios de guanajuato, donde también, la mano de obra en el campo es uno de los principales sectores que sostiene la industria del vino en la entidad.