El orgullo LGBTI+ por primera vez se vivió tras las rejas en los penales de Guanajuato

“Aquí, también existimos.” Con esa certeza en el corazón, más de 800 personas privadas de la libertad en Guanajuato celebraron una jornada histórica que por primera vez les permitió expresar, con libertad interior, su identidad, su amor y su verdad.


Las rejas no detuvieron el brillo ni la dignidad. Por primera vez centros penitenciarios del estado se transformaron en escenarios de libertad simbólica para quienes por años han vivido entre muros y, muchas veces, en silencio. Este 28 de junio, en el sistema penitenciario guanajuatense, se conmemoró el Día Internacional del Orgullo LGBTI+ desde dentro, con actividades culturales, bodas igualitarias, espacios de expresión.

En total, participaron 828 personas —310 de ellas mujeres— en eventos realizados en Cepreresos de municipios como León, Valle de Santiago, Pénjamo y Acámbaro. El ambiente fue de respeto, sin incidentes y con el respaldo abierto de las autoridades penitenciarias. Hubo música, proyecciones de películas como Bohemian Rhapsody, concursos de belleza, pasarelas, talleres y momentos de profunda carga emocional.

Para muchas, fue la primera vez que pudieron mostrarse sin miedo. Como lo relató Carla, una joven trans recientemente ingresada, que decidió no callar más, “Puedes ser y hacer lo que tú quieres, siempre y cuando te lo propongas y te aceptes como eres.”

 A pesar de la distancia familiar y del encierro, se siente arropada por sus compañeras. “Sobre todo ahora que no he recibido la visita de mi mamá, me apoyan en lo que pueden.”

En medio de los festejos, seis parejas formalizaron su compromiso en ceremonias organizadas por el personal técnico y jurídico de los centros. Dos de esas uniones fueron entre personas del mismo sexo.

Elitani y Joselyn, una de las parejas protagonistas, resumieron el momento con una mezcla de alegría y sorpresa,“Estamos muy emocionadas porque esto nunca había ocurrido en el Sistema Penitenciario y fuimos afortunadas en ser una de las primeras parejas en cumplir su sueño.”.

Las historias de vida fueron el verdadero centro del día. Azucena, con voz firme, habló de lo que significa aceptarse y no rendirse, “Es difícil callarse y no expresar tus sentimientos, pero hay que decir lo que sentimos. No me pidas que me arrepienta de ser quien soy. Si algo me salvó, fue encontrarme.”

Y en medio de una canción de Queen, Grecia rompió en recuerdos de su padre, el único que alguna vez la miró con ojos de comprensión, “Él me dijo: ámate, hija, como eres. No está mal.”

Dijo que ese recuerdo la sostuvo en los peores días, y la empujó a decir su verdad cuando por fin tuvo la oportunidad.

Quien se convirtió en referente dentro de las actividades fue Alexa, de 25 años, interna desde hace cinco. Ella ayudó en la organización de la jornada y se mostró determinada a visibilizar una realidad largamente negada:
“Yo quiero apoyar aquí a la comunidad en lo que necesiten. Quiero levantarme y decir: en la cárcel hay gays. Y somos fuertes.”
Más adelante, cerró con un mensaje que provocó aplausos entre sus compañeras:
“No finjan algo que no son, porque esa es la infelicidad. Vivan la felicidad y van a descubrir la sonrisa que yo porto el día de hoy.”

La Secretaría de Seguridad y Paz, encabezada por Juan Mauro González Martínez, impulsó esta jornada como parte de su política de derechos humanos y no discriminación, alineada al Decálogo del Gobierno de la Gente. “La dignidad humana no tiene etiquetas”, afirmó el secretario.

La jornada fue más que un evento simbólico. Fue una apertura sin precedentes a la diversidad dentro del sistema penitenciario, donde La Secretaría de Seguridad y Paz, encabezada por Juan Mauro González Martínez, impulsó como parte de su política de derechos humanos y no discriminación, alineada al Decálogo del Gobierno de la Gente. “La dignidad humana no tiene etiquetas”, afirmó el secretario.